martes, 24 de junio de 2008

Notificación:

Estimados amigos y amigas, durante unas semanas estaré de receso.
Gracias por sus visitas.

martes, 10 de junio de 2008

64 y 65.- LUZ en El bosque y La patria

Ama la paz, pero no se deja humillar. Ella resiste hasta la muerte.

Capítulo 64: El Bosque Oscuro
De súbito los tres amigos fueron atacados, eran seis flacos y fuertes extraños; quienes se abalanzaron sobre ellos como sombras. La reacción de Luz fue de relámpago: dos golpes, dos caídos.
El Maestro Reidor, aunque luchaba con furia, estaba siendo doblegado; Luz repitió la proeza, dos golpes, dos caídos más. Rayo inutilizó uno de sus atacantes y se disponía a seguir con el segundo, cuando llegó Luz; un golpe, un caído. Todo ocurrió en silencio; ninguno de los combatientes quería atraer la atención de algún depredador diurno y los heridos no emitieron lamentos. Los atacantes, maltrechos y sangrando, se retiraron sin quejas.
Desde la oscuridad del follaje una voz femenina sorprendió a los triunfadores.
-Estamos impresionadas, vencieron seis bandoleros.
Entonces surgieron cuatro desconocidas. La dueña de la voz se dirigió a Luz:
-Dime jovencita, dónde aprendiste a pelear así; ninguna de mis compañeras podría hacer eso; ni tus amigos tampoco; nos atrajo el ruido y nos disponíamos a ayudar, ustedes son prófugos como nosotras, nos dimos cuenta.
Los siete se metieron bajo la alta maleza para hablar. La jefa de nombre Semilla, presentó a sus compañeras y lo mismo hizo Luz con sus amigos.
La historia contada por Semilla fue larga:
-Escapamos de la llanura, éramos del clan Los Marrones Pelo Largo, veníamos muchos y sólo sobrevivimos nosotras cuatro. Al llegar nos unimos a un grupo de prófugos refugiados al este del Bosque Oscuro; es un grupo débil, comparado con otros, aún así hemos mantenido a raya los bandoleros; esos vencidos por ustedes eran de los más peligrosos. Los dominaron rápido, no nos dieron tiempo para ayudar
A Semilla le gustaba conversar.
-Los salteadores son muy agresivos y la mayoría somos pacíficos; los otros grupos de refugiados son más numerosos, tenemos miedo, tal vez nos ataquen para quitarnos nuestros terrenos de recolección de alimentos.
Mirando de frente a los tres callados amigos, Semilla continuó:
-Los invitamos a formar parte de nuestra pequeña comunidad, unidos nos podremos defender mejor.
Los ojos de los tres recién llegados brillaron de alegría; la suerte los estaba favoreciendo. Rayo estaba de lo más locuaz al verse rodeado de damas, el Maestro Reidor pensó:
-Feliz coincidencia, aliados inesperados.
En su mente, Luz pospuso juicios y expectativas, necesitaba estudiar el grupo de Semilla.

Capítulo 65: La patria está lejos
El tiempo pasó despacio. El grupo de prófugos, radicados al este del Bosque Oscuro, resultó ser una bendición; sus miembros eran pacíficos y valientes. Todos los días arriesgaban la vida en la recolección de comida, y casi a diario, algunos eran muertos por los monstruos del aire.
Los ataques de los bandoleros fueron enfrentados por Luz y su equipo. La joven se convirtió en entrenadora de combate; en una de las primeras clases, uno de los alumnos comentó:
-Luz, tu forma de moverte me recuerda unos guerreros; los vi una vez en uno de los barcos. Luchaban entre si, a tu manera, usaban los puñales como tú mueves las manos.
Luz no habló, recordó con nostalgia las clases de lucha de su Maestro Garras Prometeo. Siguió parada en fiera actitud, sus dedos doblados como garras.
Los ataques de bandoleros y saqueadores finalizaron, los refugiados ampliaron sus áreas de recolección de alimentos y la salud general de la comunidad mejoró. Las arremetidas de los monstruos voladores, diurnos y nocturnos, perdieron efectividad; trabajando en equipos, con vigías permanentes y exploradores, resultó menos frecuente la pérdida de compañeros.
Después de tener el grupo bien asentado en los terrenos del este, Luz estableció contacto con otras comunidades de refugiados. Luego de un corto período de prueba, aceptaron nuevos miembros en su propio grupo y en poco tiempo la población se multiplicó, fueron raras las expulsiones de algún inadaptado.
El antiguo Concejo de Mayores del grupo del este, estaba muy contento de haber aceptado a Luz y a sus amigos. Ahora contaban con almacenes de alimentos; el trabajo en equipo los había enriquecido como comunidad, pero añoraban sus maizales. Ya no recordaban el sabor del maíz, y este oscuro y húmedo bosque no podía compararse con la brillante llanura.
Un día, cuado estaban reunidos, Luz cruzó una mirada con Reidor y con Rayo. Parecía ser el momento adecuado, el siguiente paso del plan debería iniciarse. Estaban presentes, no sólo todos los miembros del Concejo de Mayores, sino los jefes de los Equipos de Recolección.
Semilla, la nueva amiga de Luz y Jefa de los Equipos de Exploradores y Vigías decía:
-Arriesgaría mi vida, por volver a comer maíz en mi antiguo hogar, por hablar con mis antiguos vecinos, por sentir el aroma de mi tierra, por ver la luna iluminar la montaña donde está La Cueva de El Gran Libro- y se quedó callada, su voz se había quebrado en la última frase.
Todos recordaron la lejana patria, a Rompecráneos y su tiránico gobierno.

viernes, 30 de mayo de 2008

62 y 63.- LUZ en Monstruos y A cielo abierto


Una extraña forma de celebrar su cumpleaños, los riesgos son su pasión. Luz no es así, ella ama la paz.

Hoy 31 de Mayo del 2008, este blog: Wardjan, cumple un año de nacido.


Capítulo 62: Los monstruos chupadores de sangre
-Sigan marchando sin detenerse. Manténganse calmados, no sientan miedo, ellos lo podrían percibir. No los miren. Sí vuelan cerca, no hagan movimientos bruscos.
Estas fueron las recomendaciones del Maestro Reidor, antes de continuar avanzando. Durante horas caminaron en tensión; desde el alto y oscuro techo llegaban los chillidos de los monstruos chupadores de sangre; varias veces, algunos de los sombríos voladores les pasaron rozando las cabezas. Los dos jóvenes se mantuvieron en la actitud recomendada, gracias al ejemplo de Reidor; muchas veces el impulso de salir corriendo como locos casi les dominó; por fortuna, el ejemplo del viejo los mantuvo en sus puestos.
Cuando ya estaban terminando de pasar el segmento de caverna dominado por los voladores, ocurrió un imprevisto; uno de los más grandes individuos aterrizó varios metros frente a ellos. En tierra, el impresionante cuerpo alado perdió toda su gracia aerodinámica; se movió con torpeza hacia ellos, a un choque seguro.
Luz y Rayo comenzaron a detener la marcha. El Maestro Reidor aceleró el paso y ellos se sintieron obligados a seguirle. El monstruo tenía el doble de estatura del imperturbable anciano. Las fauces semiabiertas mostraban espantosos caninos, húmedos de baba. El encuentro se veía inminente; en el último momento, el Goliat se hizo a un lado de un brinco y el viejecito siguió su ruta. Detrás de él, sus espantados protegidos no salieron de la fila.
Media jornada después, cuando ya estaban bastante lejos, el Maestro Reidor cayó al suelo. Los dos jóvenes se abalanzaron para ayudarle, presintiendo lo peor. La voz jadeante del viejecito dijo: -Ya no estoy para estos trotes.
Luego resonó en la cueva la risa del anciano y dijo:
-¡Qué susto le di al jefe, se le cayó la baba de la boca!
Luz y Rayo no sabían si enfadarse o reír. Al final, acompañaron a Reidor en su alegre desahogo.

Capítulo 63: Al fin bajo cielo abierto
Era de noche, los tres cansados amigos acababan de abandonar el túnel madre por un empinado pasadizo, luego siguieron un laberinto de cuevas y llegaron al aire libre. Ahora estaban disfrutando la sensación del cielo nocturno sobre sus cabezas. Rayo y Luz miraban las estrellas.
Un grito los previno.
-¿Qué hacen ahí parados? ¿Están locos? Vengan bajo este tronco.
La alarmada voz del Maestro Reidor los trajo a la realidad. No terminaban de esconderse bajo el enorme tronco, cuando dos sombras pasaron por encima de ellos; no produjeron sonido alguno con sus alas, no emitieron ningún chillido o rugido; los jóvenes sintieron el paso de la muerte.
-La colonia de emigrantes está en alguna parte de aquel bosque. Hay muchas protecciones bajo las grandes raíces y algunos bulbos para desenterrar. Sí, seguro es allá, eso recuerdo.
Con voz segura y cuchicheando, Reidor les informó respecto a los detalles de la geografía del bosque y sus alrededores. Se adentraron en el oscuro macizo y una vez dentro de él, se dedicaron a buscar comida. Era escasa, aunque lograron apaciguar el hambre, luego se introdujeron bajo una de las raíces de un árbol corpulento.
-De ahora en adelante haremos guardias de vigilancia, haré la primera.- dijo Luz.
La joven se apostó en la entrada del refugio, sin perder de vista la salida de emergencia; entre los tres habían excavado una en la parte trasera.
Pasaron varios días reponiendo fuerzas. Una mañana, cuando recolectaban alimentos, Luz habló en voz muy baja:
-Nos observan, finjamos no darnos cuenta.

domingo, 18 de mayo de 2008

60, 61.-LUZ en Engañados y Oscuro torrente.


Una vieja y oxidada pintura al óleo sobre tela fue encontrada. Hay quien asegura se trata de Luz, durante su extraña misión en la selva.

Capítulo 60: Engañados
También Luz regresó junto a sus compañeros, arrastrándose en silencio por el estrecho túnel. Desde su escondite en la repisa de roca, tuvo a la vista el perfil de Rompecráneos y el libro durante el largo discurso. No pudo ver el texto leído por el gigante, estaba fuera de su alcance y no osó intentarlo, hubiese sido muy peligroso, Rompecráneos la podría presentir.
-¡Pero, nadie sabe leer!- gritaba Rayo.
-Se dejan engañar como tontos- Insistió.
Y el Maestro Reidor le decía en voz baja:
-Desean ser engañados. Quieren oír que alguien les sacará de sus infortunios, están convencidos de su falta de poder para lograrlo. Cada vida fracasada encontró un algo o alguien culpable. Se rindieron. Se están convenciendo de haber sido robados; que otros frustraron sus esperanzas y no fue su propia falta de perseverancia, de disciplina. Disfrutan siendo víctimas, inspirando lástima. Son felices cuando alguien los descarga de responsabilidad y promete castigar los verdaderos culpables. Se aferran a las promesas de venganza, desean usurpar, y poseer, en algún futuro, lo ganado por el camino fácil.
El anciano se recostó y no habló más. Un momento después rió por lo bajo, aún así no habló.
Luz murmuro:
-Lo más triste de todo es eso, Rompecráneos tampoco sabe leer. Una gran ironía, de nuevo El Gran Libro está en manos de otro ignorante deshonesto, quien lo modifica para sus intereses.
También la joven guardó silencio.
Rayo, con las manos en la cabeza, caminaba para allá y para acá. No le importaba hacer ruido, estaban muy lejos de La Cueva de El Gran Libro, muy al norte de la misma y bajo tierra.

Capítulo 61: Sobre el profundo y oscuro torrente
- ¡Dijiste no había peligro, Maestro Reidor!
Era Rayo quien protestaba. Caminaban en la oscuridad y abajo se oía el rugir del torrente de agua, los expedicionarios pisaban suelo resbaladizo; Luz había dejado oculto el envoltorio bajo La Cueva de El Gran Libro y habían pasado todo un día transitando un resbaloso trayecto. Luz se dispuso a dormir, antes agradeció la ayuda del Maestro Reidor con las dificultades del trayecto y él contestó:
-Una vez estuve colgando de una mano un día entero, allí mismo, por fin encontré un punto para apoyar un pié. Aprendí y me volví más precavido. - Reía y comía un trozo de raíz extraído de la corriente, sería su único alimento en largo tiempo.
Un espeluznante sonido, superior en volumen al del agua, comenzó a invadirlos desde la lejanía.
El anciano Reidor dijo:
-Son los monstruos chupa sangre. Nos sintieron.
Luz y Rayo quedaron de pie, al borde del terror.

martes, 6 de mayo de 2008

58 y 59.- LUZ en Iluminado y Nuevos Cantos

Esos desconocidos. Sus figuras en la piedra se están convirtiendo en polvo. Una vez creyeron serían glorificados por siempre. Pobres ilusos.


Capítulo 58: El iluminado
Los asistentes a la ceremonia sufrieron un cambio pasmoso. Al tener a la vista, bajo la luz de la luna, al Gran Libro abierto de par en par, quedaron aturdidos; tenían los ojos fijos en un objeto jamás antes visto, ni esperaron verlo nunca en sus vidas; la histeria colectiva los poseyó y comenzaron a berrear como alucinados.
Cuando la luz de la luna cubrió El Gran Libro, Rompecráneos levantó los brazos. El enorme líder se mantuvo en esa posición y cayó el silencio, apenas herido por las respiraciones agitadas de la multitud. Una tormenta de olores les penetró la piel y se apretaron unos contra otros, convirtiéndose en una sola masa viva. Se oyó la voz.
Era una voz hipnótica, hechizante, letárgica, y dijo:
-Hoy es la primera Gran Ceremonia de La Luna, en la cual, por primera vez en todas sus vidas pueden ver El Gran Libro.
Rompecráneos se irguió frente al viejo volumen, pasó sus páginas con ceremonia, se detuvo en una de ellas y mirándola, profundo y meditativo, continuó.
-Está escrito: Sólo los elegidos podrán ver La Palabra.
Volteó hacia la paralizada multitud y gritó con más fuerza:
-¡Ustedes son los elegidos por mí para oír La Palabra! ¡Yo soy el enviado, véanme y óiganme leer El Gran Libro!
La muchedumbre se agitó, y permaneció en silencio. Corazones y pulmones producían un ruido de fondo arrebatador, este sonido fomentó aún más las emociones. Rompecráneos continuó:
-Cada uno de ustedes tiene ahora el poder, el poder de los anteriores mal llamados Maestros; ustedes pueden ir y venir por esta tierra sagrada; ustedes pueden ver El Gran Libro, pueden oírme al leerlo. Yo soy la voz del Gran Libro, les permito conocer el libro sagrado, donde nuestras leyes están escritas. ¡Yo soy el único intérprete de La Ley! ¡Yo soy la voz de La Ley!

Capítulo 59: Los Nuevos Cantos
Rompecráneos permaneció largo rato hablando, el discurso fue inculcando a la multitud la necesidad de ser orientados, llevados, dirigidos, por alguien destinado para ello.
Hasta los esclavos se agitaban al mismo ritmo, olvidaron por momentos los sufrimientos de ellos y sus mayores; creyeron, por instantes, tener un nuevo orden donde ahora sí apresarían sueños y ambiciones. No recordaban los sufrimientos, riesgos y muertes en los maizales. Creían poseer el poder de los Maestros del Gran Consejo: ahora podían ver El Gran Libro y caminar dentro de la cueva sagrada.
Los usurpadores y sus seguidores estaban en la gloria. El poder los embriagaba, la inquietud de saberse inferiores en número desapareció.
-Ahora si están en nuestras manos- Fue el pensamiento resonante en sus cabezas.
Se transmitían al oído:
-Los maizales son nuestros.
Sintiendo su efecto sobre la multitud, Rompecráneos continuó:
-Los oponentes a mi nuevo orden, como lo dice El Gran Libro, serán acorralados y destruidos. Todos tienen un deber sagrado: descubrir a los traidores. Los conspiradores traicionan El Gran Libro. ¡Yo soy la voz de la verdad, de la sabiduría! ¡Yo soy el guía, el camino de la gloria!
Los cercanos al orador iniciaron Los Nuevos Cantos. Las estrofas, repetidas una y otra vez, estamparon con sangriento fuego las mentes con las nuevas verdades; se incrustaron en sus cerebros aturdidos y se convirtieron en ideas comunes y corrientes. Estuvieron cantando hasta cuando la luna dejó de iluminar el interior de la cueva.
Regresaron a sus hogares, llenos de euforia, intoxicados de esperanzas, hinchados de poder, mintiéndose.

viernes, 25 de abril de 2008

56, 57.- LUZ en Noche y Espectáculo

¿Hacia dónde va esta gente? ¿En verdad tienen una meta? Más bien parecen arrastrados por el viento del tiempo. Serán engullidos por el olvido.




Capítulo 56: Una noche de brillante luna
Las lluvias diminuyeron. El Maestro Reidor había insistido en esperar hasta la temporada de sequía para viajar al norte.
-Cuando me recuperé de la caída por la fosa, tomé vía norte, río arriba.- les había explicado. -Avancé durante muchos días, comiendo restos vegetales arrastrados por el río subterráneo y encontré varias salidas a la superficie, pero los ataques de los monstruos voladores me obligaron a continuar bajo tierra- Reidor comió algo más y continuó hablando.
-Muchos días después llegué al sitio, es una zona muy hostil y estuve allí un tiempo, solo por supuesto; algo me empujó a regresar, un impulso extraño me pedía volver bajo La Cueva de El Gran Libro.
Guardó silencio y no habló más del asunto.
El día de la partida hacia el norte, sobre la espalda de Luz estaba asegurado el misterioso paquete. Ante las preguntas de sus compañeros de expedición, ella argumentó:
-Por su propia protección no deben saber de esto. Son las instrucciones de mi Maestro Garras Prometeo.
Varios días después llegaron bajo La Cueva de El Gran Libro. Habían empleado mucho tiempo en reabastecer los escondites de la ruta, borraron huellas y ocultaron las entradas. Si entraban los espías no podrían encontrar los accesos de La Cueva de El Gran Libro, La Piedra Salvadora y mucho menos El Refugio del Ultimo Consejero. Como buenos generales, cubrían la retirada.
Los tres amigos decidieron pernoctar en el más temido sitio, bajo el subsuelo de La Cueva de El Gran Libro. Casi a media noche llegó un ruido desde el techo del túnel; era un bajo rugido y entraba por el hueco desde donde, toda una vida atrás, cayó Reidor.
Luz, después de haber enterrado en lugar seguro su morral, les advirtió:
-Voy a subir por el túnel secreto, miraré una sola vez y oiré cuanto pueda.
Largo rato después estaba en el mirador, cerca del techo de la terrible cueva, tenía la cara pegada al suelo y los ojos cerrados con fuerza. El rugido de una inmensa multitud retumbaba en el recinto; la luz de la luna penetraba dentro de la gruta y la iluminaba casi hasta los más lejanos rincones. La repisa de piedra donde ella estaba, seguía a oscuras.

Capítulo 57: Preludio de un espectáculo
Frente al Gran Libro, Rompecráneos erguía su enorme cuerpo. El libro, el cual él mismo devolvió a su sitio tiempo atrás, cuando fue derribado al calor del combate, estaba a su lado. La luz de la luna daba de lleno a Rompecráneos y al libro. El viejo volumen, a pesar de lo deteriorado por el tiempo, mostraba a todos sus páginas. El Libro lucía retador, desde incontables generaciones había sido fuente de poder del Gran Consejo; nadie recordaba cuándo llegó, ni de dónde salió y mucho menos quién lo trajo.
Una vez al año, la luz de la luna entraba a la sagrada cueva; desde siempre esa trascendental noche, El Gran Consejo se reunía en secreto para la ceremonia de ingreso a nuevos acólitos; ellos debían ser representantes de los clanes, y haber sido elegidos por sus compañeros de clan.
Esta noche de luna era diferente, Rompecráneos había decretado algo nuevo. Citó a todos los habitantes a reunirse frente a la Cueva y la pena de muerte era el castigo a los inasistentes, considerados traidores.
La anterior tierra sagrada, ahora lucía invadida por la multitud; no sólo la monumental caverna estaba llena, también la explanada frente a ella; allí se movían, mezclados unos con otros, los clanes en su totalidad. Entre ellos se agitaban con dificultad los nuevos dueños del poder, menores en número comparados con la suma de los concurrentes. Los puestos al frente estaban ocupados por los más afectos a Rompecráneos; la multitud, enardecida por la emoción, no callaba. El gigante impresionaba con su alarmante aspecto, una cicatriz gruesa y serpenteante, desde la frente hasta el final de la espalda, se destacaba en su cuerpo; le faltaba la oreja derecha y parte del cráneo era visible, el hueso blancuzco nunca llegó a cubrirse con piel nueva. Todos conocían la historia de cómo, frente a frente, venció a un terrorífico guerrero, luego de haber recibido, a traición por supuesto, la terrible herida. Sus cobardías pasadas fueron maquilladas para engrandecer la imagen del líder.
Rompecráneos había duplicado su peso, los anteriores sólidos músculos, ahora eran grasa en mayor parte. La buena vida lo estaba matando.
Justo a la media noche, comenzó su discurso.

martes, 15 de abril de 2008

54 y 55.- LUZ en Peligro y El paso siguiente



Insólitos apegos pueden ocurrir al amparo de la oscuridad.

Capítulo 54: Aumenta el peligro
La joven emergió dentro de la calavera, sentimientos opuestos la invadieron. Vislumbró la figura de su Maestro Garras Prometeo y a lo lejos, en la puerta de la inmensa cueva, vio la silueta del Maestro Helio; el viejo, armado con su machete, se mantuvo oculto en la penumbra, vigilando la entrada.
Al lado de Garras había un arca de madera con la puerta abierta, dentro de ella se veían los abuelos Cantador y Serena, asustados y sonrientes. Luz lloró de alegría.
Desde dentro de la calavera, cuatro pares de aterrorizados ojos observaban.
Los abuelos salieron y penetraron en la ósea fortaleza, pasando entre los colmillos.
El reencuentro fue largo y larga la despedida. Después los abuelos y los padres de Luz entraron en el arca.
Durante la travesía de regreso por el río, Garras Prometeo, con la mirada fija en los lejanos cerros más allá de los maizales, meditaba:
-Nada lograría si voy a enfrentar a Rompecráneos. El verdadero peligro no es él. El es una consecuencia. Ellos, como pueblo, son su propia amenaza, otros Rompecráneos aparecerían.
El Maestro Helio también cavilaba:
-Grandes pruebas le espera a ese trío de valientes. Ahora los riesgos aumentarán.
El sol terminó de ocultarse y la oscuridad cubrió la tierra.

Capítulo 55: El paso siguiente
Después de varios días de polémica, el anciano Reidor propuso una nueva idea. Riendo, como siempre, dijo:
-Nuestro objetivo es infiltrarnos en los diferentes clanes y enseñar a leer al máximo de pobladores. Al dejarnos ver, nuestro mayor peligro son los espías, si nos delatan entonces los partidarios de Rompecráneos invadirán nuestros refugios y nos matarán. Tengo una posible solución. Una gran sorpresa van a llevar cuando lo diga.
La risa lo sacudió y su alegría contagiosa también hizo reír a la pareja de jóvenes. El viejecito, con su atiplada voz continuó:
-Hay una comunidad donde es difícil encontrar espías. Llegar allí es muy peligroso, en la ruta hay toda clase de horrendos monstruos y la comida es difícil de obtener. Los espías de los usurpadores no aguantan vivir así largo tiempo, son como son porque quieren vida fácil, tenerlo todo sin esfuerzo.
Reidor rió varias veces y continuó:
-Conozco una ruta casi libre de peligros. Llegaremos hasta esa comunidad sin anticiparles de nuestros conocimientos, no hablaremos hasta no sentirnos seguros de la ausencia de espías.
El anciano hizo otra pausa y agregó:
-Si vieran sus caras, están sorprendidos- y siguió riendo más aún.
Rayo con las manos en la cabeza, gritó:
-¡Por favor maestro, estamos abrumados por el suspenso! ¿Dónde es?
Reidor contestó:
-¡El bosque del norte! Donde los esclavos desesperados huyen, donde tus padres se dirigían Luz; donde los esbirros no se atreven a llegar y vivir allí, es demasiado peligroso. Podemos ir, pueden creerme.
Concluyó Reidor y soltó más de sus risas contagiosas. Luz se levantó, le hizo una reverencia y dijo:
-Siempre serás nuestro Maestro Reidor- Rayo la imitó.
Un rato después todavía estaban celebrando la feliz idea, mientras comían manjares, desconocidos para Rayo y Reidor, traídos por los visitantes.

lunes, 7 de abril de 2008

52, 53.- LUZ en Intuición y Felicidad

Oculto por el resplandor, el mal puede acercarse.


Capítulo 52: Intuición femenina
Aterrorizados y sin saber de dónde vendría el ataque, cada uno trató de proteger al otro con su cuerpo. Entonces les llegó una voz:
-¡Por aquí! ¡Corran!
Vieron una sombra haciendo señas y saltaron veloces tras ella. La figura les señaló un estrecho hueco y se lanzaron por allí hasta lo más profundo, Luz les siguió.
Desde la oscuridad oían como la bestia hacía esfuerzos por entrar. Luz recomendó en un susurro:
-Espérenme aquí, estaré cerca, cuando se vaya debo ocultar la entrada.
A media noche la bestia se fue. Luz cumplió con la tarea y regresó por el oscuro túnel. Sin razón aparente su corazón se aceleró, algo extraño presentía. Siguió bajando.
En la negrura, la figura femenina se acercó, quedó allí a medio camino, sin hablar, Luz también se detuvo; se miraron, sus ojos apenas distinguían los rasgos. El tercer personaje, cojeando, se acercó desde las sombras.
-¿Luz?
-¿Mamá? ¿Papá?
En ese mismo instante, en la vieja casa al otro lado del río, la abuela Serena despertó:
-¡Nuestra hija está viva! ¡Luz la encontró!

Capítulo 53: La felicidad
Siguió una época maravillosa, para los ahora cinco ocupantes, en El Refugio del Último Consejero. Luz, su madre Rocío y su padre Silbador, estaban sumergidos en la felicidad; el recinto se había convertido en una escuela, con alumnos aplicados y una amorosa maestra.
Se estableció una deportiva competencia entre el anciano Reidor y el joven Rayo. Reidor resultó excelente en lectura, y Rayo tenía hasta dotes de poeta.
Los padres de Luz avanzaban con paso lento y seguro en la tarea de “leer como los Sabios” según sus propias palabras.
Luz y Rayo se encargaron de la comunicación con los amigos del otro lado del río. Recibieron mensajes escritos por los abuelos, y llegó el momento, cuando hasta los padres de Luz contestaron y enviaron sus propias cartas. Las hojas de maíz y las piedras afiladas nunca escasearon para los escritores.
Un día, en plena estación lluviosa, recibieron un mensaje del Maestro Helio.
-Luz, prepara tus padres para venir aquí, es por tu protección y la seguridad de ellos. Viene el siguiente paso y trabajando sola serás más efectiva- leyeron todos.
Los padres se resistieron a abandonar a su reencontrada hija. Entre Reidor y Rayo les hicieron ver lo conveniente, para Luz, de tener sus padres en lugar seguro; entre todos les garantizaron mantener la comunicación escrita.
Una mañana sintieron el sonido del Maestro Garras Prometeo. Luz gritó de alegría y los demás comenzaron a temblar.

lunes, 31 de marzo de 2008

50 y 51.- LUZ en Misión y Libertad

¿Luz, dónde estás? Quiero verte.

Capítulo 50: La secreta misión de su vida
En voz baja Luz habló. Lloraba, reía y se repetía muchas veces; su Maestro le permitió desahogarse. El sólo movía los ojos amarillos, desde Luz y hacia la boca de la cueva. La iluminación fuera de la grandiosa caverna estaba resplandeciente.
El impasible maestro Garras Prometeo, no tuvo necesidad de hacer preguntas, ella le contó varias veces los acontecimientos desde su desembarco en la oscuridad hasta el presente. Cuando Garras la notó calmada, habló:
-Tus abuelos siguen bien. Nuestro Maestro Helio me esperará la próxima madrugada en el sitio donde desembarcamos la primera vez.
Pasó entonces al griego antiguo; el idioma en el cual estaban escritos los viejos tratados donde él y Luz pasaron tantas horas estudiando en la biblioteca de la vieja casa. Discutió con ella un plan. Los ojos de Luz destellaron en la oscuridad, reflejaban miedo y alegría al mismo tiempo.
Después, Garras Prometeo habló en el lenguaje de los asustados observadores:
-Amigos, Maestro Reidor y Señor Rayo. Gracias por proteger a Luz. No me tengan miedo, hay una misión para ustedes: aprendan a leer y escribir; el futuro de todos los suyos depende de eso. Luz les enseñará.
Volvió al lenguaje griego y expresó:
-Voy a explorar. Ya sabes cuándo volveré.
De un salto salió de la cueva y se sumergió en la penumbra de la espesura. Durante el corto tiempo cuando estuvo bajo la luz del sol, su cuerpo despidió un resplandor dorado.
Temblando de miedo, los involuntarios participantes de la reunión habían visto y oído todo lo acontecido. Agitados siguieron a Luz hasta El Refugio del Ultimo Consejero, una vez dentro, ella les calmó:
-A pesar de su aspecto, mi Maestro Garras Prometeo es muy bueno y muy sabio. No puedo dar detalles de nuestro plan, si los capturan los harían hablar. Confíen en nosotros. Hoy mismo comenzaremos con su aprendizaje.
El anciano Reidor apenas podía hablar:
-Confío en ti Luz, también confío en tu Maestro; aunque no puedo controlar el miedo al mirarlo.
Rayo se adelantó y preguntó:
-¿Podemos aprender a leer y escribir como si fuéramos Grandes Maestros? ¿No te parece demasiado para nosotros?
Luz lanzó una alegre carcajada y contestó:
-Mírame a mí, hasta mis abuelos aprendieron. No tenemos límites. Siempre podemos mejorar.

Capítulo 51: En busca de La Libertad
El refugio estaba lleno de hojas de plantas de maíz, garabateadas con letras y números. Los estudiantes rayaban las hojas con pequeñas piedras.
Una mañana Luz propuso:
-Voy por los túneles hasta La Cueva de El Gran Libro. Ustedes tienen una gran tarea por cumplir, están avanzando muy bien y sin mi presencia progresarán de igual manera, volveré en siete días. No seré imprudente, hay demasiado en juego.
Reidor y el joven Rayo se deshicieron en recomendaciones y recordatorios. La despedida fue al mediodía.
Por el camino Luz recolectó alimentos y fue reabasteciendo los escondites. Al llegar bajo La Piedra Salvadora, sintió el impulso de salir y permanecer allí hasta el anochecer, quería observar los alrededores.
Cuando llegó el final el día y la penumbra se convertía en oscuridad, Luz se preparaba para regresar al bien camuflado hueco bajo la piedra, entonces oyó voces en tono muy bajo y se quedó inmóvil, oyendo.
Era una voz masculina casi inaudible.
-Esta vez no nos atraparan de nuevo, sí continuamos como esclavos pronto moriremos; iremos hacia el norte, aunque la ruta es peligrosa, al final tendremos lo más valioso: la Libertad. Vamos solos, así no hay peligro de tener un espía a nuestro lado.
Una voz femenina continuó:
-Nunca lo imaginé. ¿Ella una espía? Era nuestra amiga de toda la vida. Ahora goza de doble ración y no afronta los peligros de los maizales. Come en los depósitos abastecidos por el pueblo con su trabajo.
La voz femenina sonaba nerviosa y dijo más bajo aún:
-Sigo con una sensación extraña, es un presentimiento
En el mismo momento, cuando la pareja de desconocidos estaban arrimándose a la piedra, se oyó el sonido de Terror.

martes, 25 de marzo de 2008

48 y 49.- LUZ en Mensaje y Visita en la oscuridad

Bajo la superficie hay belleza

Al mirar de cerca, sin prejuicios, en la superficie también
Capítulo 48: Mensaje antiguo
El Maestro Reidor continuó rememorando:
-Al oír mi petición los demás ancianos se alejaron, sentí algo extraño en esa actitud y pensé algo terrible, tal vez yo sería expulsado por mi osadía.
Con cuerpo y mente en el pasado, el Maestro Reidor continuó:
-Entonces el Maestro Modesto me contó una historia: muchas generaciones atrás hubo una gran lucha entre los miembros de El Gran Consejo. En esa disputa murieron los ancianos y los novicios tomaron el poder. Entonces descubrieron con horror una espantosa tragedia, ninguno de los ganadores del combate sabía leer El Gran Libro. Los discípulos habían matado a todos sus Maestros cuando quisieron, por la fuerza, obtener la sabiduría. Sin querer acabaron con la posibilidad de conquistar la ansiada ciencia.
-Llenos de pánico, los asesinos decidieron fingir ante el pueblo. Por fortuna para ellos, los asuntos relacionados con La Cueva de El Gran Libro nunca habían sido accesibles a todos los individuos de los clanes. La tradición decía: Secreto de Estado, Misterios de Los Sabios, Sólo para Ascendidos, Área de Seguridad y toda clase de trucos para manejar el poder lejos de los ojos del pueblo común.
-Yo no lo podía creer- dijo con voz aguda el Maestro Reidor. - ¡El Centro de La Sabiduría estaba formado por un hatajo de charlatanes! Desde incontables generaciones de supuestos sabios, eso había sido así. Los verdaderos ilustrados habían sido asesinados en los albores del tiempo, y todos aquellos a los cuales yo reverenciaba, eran unos ignorantes oportunistas.
En este punto de la narración, Luz y Rayo se pusieron de pie, tenían las bocas abiertas por la incredulidad. Ambos pensaban lo mismo, la narración era demasiado coherente, el aspecto del Maestro Reidor despedía cordura, y comenzaron a creerle, entonces no lo interrumpieron.
Reidor continuó recordando:
-El Maestro Modesto, con mirada de loco, me dijo al oído:
-Hay una profecía secreta, muy antigua: “Vendrá ella, La Iluminadora y nos enseñará”
El anciano Reidor, derramando lágrimas, dijo para concluir:
-Y allí mismo, el Maestro Modesto, de vergüenza, murió frente a mí.
Nadie habló más, los tres durmieron inquietos y sobresaltados hasta el siguiente mediodía.

Capítulo 49: Visita en la oscuridad
Los amigos estaban desmoralizados, la historia de Reidor los llevó a un estado de espera, sin saber qué cosa.
Varios días después los despertó un extraño ruido. Quedaron despejados y alertas, el ruido continuó un momento más y cesó por completo. A Luz, más que asustarla, le despertó curiosidad, y comenzó a ascender por el túnel hacia el interior de la calavera de grandes colmillos; Rayo la siguió, Luz llegó hasta la salida y muy despacio asomó la cabeza por el agujero. Dentro de la calavera estaba oscuro y una ligera penumbra, dentro de la gran cueva, podía verse a través de los orificios en el hueso.
Desde esa posición Luz nada podía advertir y decidió salir por completo, el sonido se repitió, venía de la parte superior de la calavera, algo la rozaba con suavidad. Luz percibió un olor familiar y recordó otro sonido: el ruido de las armas del maestro Garras Prometeo al ser afiladas. Su alegría la hizo gritar:
-¡Maestro!- Y saltó hacia la salida de la calavera ubicada en la nuca.
No pudo llegar. Rayo la detuvo, derribándola y sin emitir ningún sonido. Ella gritaba:
-¡Suéltame! Es mi Maestro. No hay peligro.
Por el hueco de la cuenca derecha de la calavera apareció algo horrendo, era un ojo amarillo centelleando en la penumbra. Lo más siniestro fue la voz, baja susurrante y estremecedora, decía:
-Suéltala. Luz no grites, puedes atraer el peligro.
Rayo quedó inmóvil de terror. Luz se soltó y salió de la coraza de hueso.
Reidor, con su pequeña cabeza asomada desde el hueco en el piso, también quedó estático y sin habla.

martes, 18 de marzo de 2008

46 y 47.- LUZ en Secreto de los secretos

Luz no tiene este aspecto.

Capítulo 46: Una mente enloquecida
Reidor abrió los ojos, miró a Luz y se desmayó de nuevo. Los jóvenes lo zarandearon para hacerlo volver en sí.
El anciano respiró varias veces y mirando a Luz con ojos desorbitados dijo:
-La Iluminadora, la profecía.- Y agregó con voz reverente:
-Maestra Luz, enséñame a leer.
-Demasiado sol para esa cabecita- Murmuró Rayo -Está delirando.
Reidor se reincorporó.
-Estoy listo Maestra Luz, ya sé porqué no he muerto. Debo ayudarte a cumplir tu misión. Esa es la mía- Y mirando a Rayo, agregó:
-Tenemos mucho trabajo por delante, en especial tú.
Rayo miró a otro lado para ocultar sus lágrimas y dijo:
-Pobre Maestro Reidor. Enloqueció.
Luz estaba perturbada, pronto oscurecería, permanecían en territorio peligroso y durante la noche estaría plagado de monstruos voladores. Entonces decidió seguir la corriente al anciano.
-Maestro, sólo te enseñaré si dejas de llamarme Maestra Luz. Dejemos la tabla enterrada en el mismo sitio y regresemos. Hablaremos en nuestro refugio.
Rayo protestó:
-Demasiado sol y los tres quedamos locos. Ayudaré en todo, pero esta noche me explicas qué es esa madera.
Sin ayuda tomó la tabla del mensaje, lo transportó y lo enterró en el mismo sitio de donde Luz lo había extraído. Luego dijo:
-Iré adelante. Ya conozco la ruta. ¡Ojo atento al cielo!
En la carrera de regreso el Maestro reidor necesitó menos descansos, de algún lado le llegaba nueva energía. Varias veces le oyeron decir entre carcajadas:
-La Profecía es verdad.

Capítulo 47: El secreto de los secretos
Llegó la noche y todavía los viajeros estaban lejos de algún refugio. Cuando rebasaban un sector poco protegido por la maleza, Reidor los detuvo:
-Esperen, entrar de noche por ese camino es muy peligroso. Síganme.
Los llevó bajo un árbol he intentó mover un tronco caído, el anciano quedó jadeando.
-No debo abusar de mi cuerpo, háganlo ustedes, por favor. Ahora debo cuidarme mucho más, tengo claro mi cometido.- luego agregó:
-Son tantos túneles, algunos escapan de mi mente.
Rayo y Luz desplazaron el trozo de madera, penetraron por un estrecho camino subterráneo el cual desembocó en otro mayor y al final, arribaron al Refugio del Último Consejero, la cueva en forma de pera.
Esa noche durmieron poco y hablaron mucho. Luz le seguía la corriente al Maestro Reidor. El anciano le parecía cuerdo, aunque sonaba algo incoherente.
Rayo comió para varios días, la comida abundaba; mucha de ella bajaba por el río subterráneo, eran mazorcas de maíz tierno, arrastradas en los temibles sumideros cuando llovía. La mente del joven estaba inundada de preguntas y no se atrevió a pronunciarlas.
El Maestro Reidor tenía la palabra:
-Luz, cumplo con mi acuerdo de no llamarte Maestra. La primera vez, cuando conté mi historia, una parte dejé inconclusa y es hora de contar el resto.
Con la mirada perdida en el pasado, Reidor habló:
-Llegué a formar parte como novicio de El Gran Consejo en razón de una serie de asombrosas coincidencias, eso pueden recordarlo. La desconfianza de los antiguos miembros hacia mí se fue atenuando y como dije, yo deseaba ser uno de los suyos, ambicionaba ese honor.
-Un día me atreví a pedir, con la mayor humildad, me enseñaran a leer. En mi presencia ellos leían las páginas sagradas de El Gran Libro. Cada vez, cuando había un juicio por realizar, lo hacían; también cuando el clima nos era adverso, discutían sobre las sabias palabras allí escritas. Cualquier acontecimiento, donde implicara tomar decisiones de estado, era analizado de acuerdo a la sabiduría allí plasmada. Plasmada de forma para mí desconocida.
-A mi petición, el Gran Maestro Modesto, del clan Marrones Pequeños, con lágrimas en los ojos, recuerdo con claridad, me miraba; era una mirada de advertencia, como si algo terrible caería sobre mí desde los cielos.

martes, 11 de marzo de 2008

44; 45.- LUZ en Maestro y Noticias

¿Cuál es la realidad? Tal vez ninguna, tal vez ambas.

Capítulo 44: El Maestro
Poco tiempo después los tres amigos estaban reunidos en El Refugio del Último Consejero, como llamaba el anciano Reidor a la caverna en forma de pera invertida, ubicada bajo la calavera del monstruo gigante.
-Quiero pedirte un consejo Maestro Reidor- Dijo Luz.
El viejecito la miró con cara de risa y contestó:
-¿Maestro? No me llames así, estoy muy lejos de ser un Maestro. Sólo cumplo con el requisito de la edad- y se tapó la boca para no carcajear.
Luz se puso de pie y habló:
-Maestro Reidor, en estas semanas nos has trasmitido incontables experiencias, ellas te han costado el tiempo de mi vida para acumularlas y casi has muerto por conseguirlas. Con esos conocimientos te has mantenido con vida y ahora nos mantiene vivos a nosotros, tus discípulos. Tenemos el deber de llamarte Maestro.
Luz miró a Rayo.
El joven habló:
-Maestro Reidor, muchas felices casualidades me han ocurrido para estar aquí, sin tu experiencia habría sido imposible y yo abría muerto en el intento de sobrevivir. Te considero mi Maestro.
Y dio por concluido el asunto.
El anciano los miró un momento. Sonrió y dijo:
-¿Hablas de un consejo?
-Debo ir mañana a la orilla del río. Al mismo sitio por donde llegué. ¿Cuál es la ruta más segura? Maestro.
Reidor puso expresión de congoja y contestó:
-La más segura es por el rumbo de los grandes árboles. Podemos salir apenas salga el sol y estaremos allí a la mitad del día. Hoy debemos comer y tomar mucha agua, por allí no hay nada para comer; además deberemos correr mucho para mantenernos protegidos de los monstruos voladores. Por fortuna Terror y sus amigos no pueden pasar hacia esa zona, se lo impiden los olores del monstruo de la caverna. ¿Piensas regresar escondida en uno de los barcos?
Rayo estaba de pie y con mirada nerviosa esperaba la respuesta.
Luz exclamó:
-¿Regresar sin saber nada de mis padres? ¡Nunca! Voy allí para recibir un mensaje.
Se presentó una larga discusión, hasta el momento cuando Luz aceptó la propuesta de sus amigos de hacerle compañía. La ruta era compleja, necesitaba un guía, y en las emergencias Rayo era de una ayuda incomparable.

Capítulo 45: Noticias
La siguiente jornada fue extenuante. Se desplazaban en carreras de sombra en sombra; permanecían inmóviles largo rato y otra galopada llena de tensión; las pausas fueron cada vez mas largas, el Maestro Reidor debía descansar y recuperarse.
Cuando llegaron a las inmediaciones del objetivo, Rayo miró el río y quedó hipnotizado por el movimiento de la llanura de agua. Luz tomó su brazo y lo hizo reaccionar:
-Salen del agua monstruos pavorosos y mortíferos. No te acerques.
El joven despertó, pasó la reseca lengua por sus labios y asintió en silencio. Luz, comenzó a buscar algo con la mirada, se cercioró de la ausencia de amenazas y en veloz carrera salió a terreno abierto.
Desenterró algo y comenzó a arrastrarlo. Era un pesado fragmento de madera. Rayo se abalanzó como una flecha y los dos jóvenes llevaron su extraña carga a la seguridad de las sombras.
-¿Para qué quieres eso? No es comestible- Dijo, jadeando, Rayo.
Luz apenas lo miró, se detuvo al lado de la tabla y observando su maltratada superficie dijo en voz alta:
-Abuelos bien. Todos te extrañamos. Oramos por tu bien.
La joven pasó una mano por su cara, secó varias lágrimas, y tomando una piedra afilada se agachó sobre la madera. Con mano firme la rayó y en voz alta dijo muy despacio, mientras trabajaba:
-Estoy bien. Dos amigos inesperados. En la Gran Caverna está Rompecráneos, dio un golpe y tomó el poder la noche de mi huída. Tal vez tarde un poco para enviar otro mensaje. Los quiero y los extraño a todos. Luz.
-¿Porqué hablas sola? ¿Quieres romper la madera? Te buscaré una piedra más grande- intervino Rayo.
Hubo un ruido y se voltearon. El Maestro Reidor había caído desmayado.

sábado, 8 de marzo de 2008

43.- LUZ y El lecho de la bestia

Ya comenzamos a descubrir cosas horribles.
Vigila tu espalda.

Capítulo 43: El lecho de la bestia
Reidor no se asomó, permaneció aplastado al piso y con sus manos sobre una pierna de cada uno de los jóvenes; casi ni respiraba.
Abajo el espectáculo era estremecedor.
La mitad del suelo de la sala estaba cubierta de cuerpos, una multitud de terribles seres dormían unos sobre otros. Eran cuerpos inquietos, atacados por pesadillas, almas atormentadas.
El piso de piedra estaba cubierto de restos de de maíz, hojas secas y toda clase de suciedad. Los lechos de los durmientes eran gruesas aglomeraciones de barbas de mazorca, esos suaves filamentos parecidos a cabellos de oro. El resto de la cueva estaba ocupado por alimentos frescos, recolectados por los esclavos.
Muy cerca de algo enorme, a lo cual Rayo no pudo identificar en el primer momento, estaba echado Rompecráneos. Rodeado de sus guardaespaldas, roncaba y ocupaba el espacio de varios de sus compinches. Había otros muy grandes, pero no tanto como él. Rompecráneos se movió y emitió un sonido, una tos carrasposa.
Las dos manos de Reidor apretaron y halaron con firmeza, los tres temblorosos amigos retrocedieron y desaparecieron en el hueco. Sin emitir palabra se alejaron por el túnel madre en veloz carrera, y no fue sino hasta largo tiempo después cuando se detuvieron bajo La Piedra Salvadora. Se miraron unos a otros y exhalaron un suspiro de alivio
-¡Vi El Gran Libro! ¡El Gran Libro!- Gritaba Rayo, entonces Luz dijo:
-Cálmate Rayo, de verdad estoy emocionada como tú, y también aterrorizada.
La jovencita pensaba:
-Si no detenemos esto pasaremos generaciones en la esclavitud.
Reidor miraba a Rayo, intentando ocultar su tristeza, tenía los ojos empañados por las lágrimas y murmuró:
-El Gran Libro.

jueves, 28 de febrero de 2008

42.- LUZ en el ojo del dragón.

Oye con atención, tu vida tal vez está pasando por algo parecido, aunque te parezca monótona. Si esquivas la mirada, hay una razón, y no quieres conocerla.

Capítulo 42: En el ojo del dragón
Sintieron la llegada de la media noche, estaban bajo La Cueva de El Gran Libro. Sus ojos, acostumbrados a la oscuridad podían distinguir muchas cosas.
Con voz casi inaudible, Reidor les mostró:
-Caí desde allá en el techo, por ese hueco, aquí estuve inconsciente muchos días; vean lo cerca de la corriente del río. Si hubiese llovido allá arriba, mientras estaba desmayado, el agua me habría arrastrado.
Sobre el suelo, había restos de mazorcas.
-Cuando caí, esto estaba cubierto por una capa de hojas, tampoco el agua había lavado mi colchón salvador; la estación lluviosa estaba por comenzar. ¡Cuántas coincidencias!
-Ahora viene lo mejor- Rió varias veces el anciano. -Lo descubrí hace la mitad del tiempo desde mi caída.
Reidor tomó las caras de los jóvenes, una con cada mano, puso la suya entre ambas y dijo más bajo aún:
-De ahora en adelante, ni una palabra, ningún ruido, respiren despacio, nuestra vida depende de eso; no vayan a fijar la mirada mucho tiempo sobre ellos; nos pueden presentir. Ni siquiera de reojo los observen.
Con movimientos silenciosos y lentos, comenzó a trepar por la pared oeste. Llegó a lo alto, entró por un estrecho túnel e inició un largo ascenso. Se detuvo varias veces, para descansar.
Largo rato después, emergieron sobre una amplia repisa de piedra. Desde el mirador, el espectáculo paralizó el corazón de la pareja. Allá abajo estaba La Cueva de El Gran Libro.

viernes, 22 de febrero de 2008

41.- LUZ en Silbido de batalla

¿ Ninguna de ellas es Luz?

Capítulo 41: Silbido de batalla
Sobre una piedra, cuya base está cubierta por una capa de hojarasca, Luz y Rayo oteaban a su alrededor; mientras tanto Reidor los espera en el interior del túnel. Ambos están sobre el sitio desde el cual oyeron las voces momentos antes.
Luz habló en voz baja:
-Deben haber sido esbirros de los usurpadores. Es horrible, hay espías dentro de los clanes; Reidor ha sido muy valiente, pudo haber hablado con alguien en todo este tiempo, y no lo hizo
Rayo puso una mano en el hombro de Luz, se oía un sonido lejano y el joven dijo:
-¡Es Terror! Alguien va a morir.
Se oyeron gritos y luego el silencio; el silbido del viento entre los maizales aumentó.
Justo en ese momento los paralizó el sonido de uno de los secuaces de Terror, apareció entre los maizales y avistó a la pareja de jóvenes.
Como flechas saltaron de cabeza, Rayo esperó a Luz y luego desapareció tras ella bajo la roca. El asqueroso hocico trató de abrir el agujero, no pudo, era piedra sólida y demasiado dura para ensancharlo. El monstruo merodeó largo rato y luego se fue, seguro de encontrar victimas más fáciles.
Con sus dos manos sobre la boca, Reidor trataba de contener la risa. Los tres bajaron al túnel madre y soltaron las carcajadas. El miedo se desvaneció de sus cuerpos.
Hablando en murmullos, Reidor continuó guiándolos hacia el norte. Distraído, el anciano silbó muy bajo y Luz se detuvo en seco, lista para el combate. Había recordado a su padre.
-¡Ése es mi silbido de batalla! ¿Cómo lo conoces?
-Los conozco todos, es otro de mis pasatiempos, me mantiene alerta y sí oigo alguno lo sabré identificar; la vida de muchos puede depender de un silbido.

viernes, 8 de febrero de 2008

40.- LUZ y El Refugio del Ultimo Consejero

¡Hasta el agua escasea! ¿Qué seguirá? ¿Cúando aparecerá Luz?

Capítulo 40: El Refugio del Último Consejero
La red de túneles era una maravilla, un río subterráneo venía del norte y pasaba por debajo de La Cueva de El Gran Libro, atravesaba la llanura bajo la gran extensión de maizales y seguía su curso bajo El Refugio del Ultimo Consejero, así llamaba Reidor a la caverna con el esqueleto gigante.
En su desplazamiento de norte a sur, el agua atravesaba el lecho de roca de la gran explanada. Un laberinto de túneles entraba y salía en las paredes.
-Tengo viviendo aquí, casi tanto como la edad de ustedes. Conozco muchos de los trucos del trayecto entre La Cueva de El Gran Libro y El Refugio del Ultimo Consejero- reía mientras hablaba -Aprenderán rápido, yo me encargo de eso.
En la penumbra sintieron llegar la mitad del día, detuvieron el avance hacia el norte. Reidor no había cesado de hablar, dándoles datos y más datos sobre cómo evitar peligros en los traicioneros recovecos.
-Hora de almuerzo- rió varias veces y continuó -Estamos bajo el centro de los maizales. Este punto lo llamo, La Piedra Salvadora, ya sabrán la razón.
Se introdujo por un pequeño hueco, ubicado casi en el techo del túnel madre, emergieron en una gruta abarrotada de maíz; los tres comieron y hablaban en voz baja. Una débil iluminación entraba por otro pequeño acceso en el bajo techo, era el comienzo de un túnel casi vertical.
Desde arriba llegó una gruesa voz, amortiguada por la distancia:
-La patrulla de ayer fue un éxito, capturamos muchos prófugos al este, los hicimos confesar.
Otra voz intervino:
-Los espías nos dieron buena información, ganaron sus raciones extra. Cuando El Gran Líder sepa de nuestro trabajo nos premiará. Regresemos.
Ambas voces se atenuaron al alejarse los misteriosos interlocutores.

lunes, 28 de enero de 2008

39.- LUZ

Hablan bien, es por sus acciones la mejor forma de reconocerlos.
¿Te inspiraron confianza sus palabras?

Capítulo 39: Secreto
El viejecito se detuvo, no habló más; estaba a punto de llorar, su voz se quebró varias veces cuando articuló algunas palabras.
-No me atrevo a contarlo. Es demasiado. Otro día.
El anciano guardó silencio, luego continuó.
-Largo tiempo después, ocurrió lo impensado. La noche de la caída de El Gran Libro, fuimos traicionados,
Agregó en un murmullo:
-Traicionados una vez más.
Entonces alzó la voz:
-¡Fuimos traicionados por nuestros guardianes! Entraron a La Cueva de El Gran Libro y comenzaron a matar a todos los miembros de El Gran Consejo y a quienes intentaron oponerse. ¡Un golpe de estado en la noche! Con ellos venían unos bandoleros, aquellos asentados en las fronteras. Su líder, llamado Rompecráneos, estaba haciendo honor a su nombre. Cuando nos batíamos en retirada, hacia el interior de la cueva, caí por una profunda y estrecha fosa. El golpe fue brutal.
-Permanecí sin sentido durante varios días. Cuando volví en mí, no podía caminar. Al borde de la muerte me arrinconé a la pared de un gran túnel, por donde corre el río subterráneo. Para sobrevivir comí restos rechazados por el río, comí de todo, tardé semanas en recuperarme.
Como si fuera otra persona, el anciano se levantó y exclamó con alegre voz:
-Bien, amables visitantes, basta de tristeza, haremos un paseo por parte de mis dominios y verán cosas inimaginables y sorprendentes.
Se introdujo por una de las salidas de la cueva. Intrigados y sorprendidos del nuevo estado de ánimo del anfitrión, Luz y Rayo le siguieron.

viernes, 18 de enero de 2008

38.- LUZ

¿Cuál de estos personajes será Luz?
Guarda el secreto.

Capítulo 38: El refugio
Reidor bajó por un túnel y se detuvo dentro de una caverna con forma de pera hueca invertida, varias salidas se veían en las paredes.
Cuando sus seguidores arribaron, el anciano habló resollando:
-Debo descansar, no estoy para estos trotes. Recostémonos aquí.
Los tres se acomodaron. Luz recordó su morral, sin mencionar nada al respecto:
-Quedó bien oculto. No tiene comida, no pueden olfatearlo.
Reidor habló.
-Señorita Luz, señor Rayo, las salidas de arriba dan a diferentes puntos dentro de la cueva donde estábamos, y las de abajo a sitios muy interesantes. Estos túneles fueron excavados, generaciones atrás, por desconocidos predecesores, nuestros o parecidos. Debió requerir mucho trabajo, inteligencia y tiempo, trabajar la roca de esta manera, ampliando las fisuras naturales.
Se estremeció de risa y dijo:
-Gran susto nos dieron.
Luz y Rayo se contagiaron, todos rieron durante largo rato, lágrimas corrieron por sus mejillas. Parecían niños después de una inocente travesura.
Al final de las risas, Reidor señaló uno de los túneles y les invitó:
-Allí tengo una reserva de comida, cómanla, se ven hambrientos y cansados. Tengo mucha más, escondida en muchos sitios.
Los jóvenes se alimentaron, no comieron todo y dejaron la mitad en el escondite. Cuando regresaron a la cueva, el viejecito Reidor dormía. Al oírlos despertó, abrió los ojos y carraspeó:
-Bien, antes de la interrupción había quedado en, no recuerdo bien. Ya recordé. Llegué a ser el más bajo novicio de El Gran Consejo. Sentían desconfianza hacia mí los viejos Maestros, poco a poco mi actitud les fue ganando. Yo deseaba ser aceptado como uno de los suyos. ¡Que gran honor! ¡Cuánta sabiduría junta! Al fin se permitieron comentar escabrosos asuntos internos en mi presencia. Una noche ocurrió algo terrible, me da miedo recordarlo.

martes, 8 de enero de 2008

37.- LUZ

Poderosos enemigos siguen allí.

Capítulo 37: Monstruos del aire
El anciano Reidor sonrió y continuó:
-Ya he oído, sin su permiso, sus historias. No di a conocer mi presencia en el primer momento por miedo; temí fueran espías de los usurpadores. Me siento obligado a contar la mía.
Inspiró y sonriendo, agregó:
-Mucho tiempo antes de la invasión y matanza del Gran Consejo en la Cueva de El Gran Libro, yo era Médico de mi clan, un cargo menor, nuestro representante en El Gran Consejo había muerto, un monstruo del aire se lo llevó. Para La Gran Ceremonia de La Luna, se necesitaba la presencia de representantes de los clanes; apresurados, mis conciudadanos me eligieron. Intenté negarme, la presión del tiempo y la casual ausencia del favorito para ser elegido, me llevaron al cargo. El favorito no pudo llegar esa noche al refugio, estaba huyendo de Terror y permaneció escondido, muy lejos, sobre un árbol. Curiosas coincidencias.
El ruido de vientos huracanados los interrumpió, los tres contertulios identificaron el sonido: varios monstruos del aire, finalizaron de mover sus alas y entraron en la cueva. Reidor, rápido para su edad, se lanzó dentro de la calavera. Luz y Rayo lo siguieron sin pensarlo.
Desde la relativa seguridad del cráneo gigante, observaron a través de los colmillos; cinco hoscos voladores, sobrepasando en altura la calavera, avanzaban sobre ellos. Reidor dijo en voz muy baja:
-Síganme rápido, ellos pueden meter la cabeza por las cuencas de la calavera.
Haciendo alarde de agilidad juvenil, se lanzó por el hueco en el suelo.
Como si estuviesen atados a él con una invisible cuerda, Luz y Rayo le siguieron.