martes, 10 de junio de 2008

64 y 65.- LUZ en El bosque y La patria

Ama la paz, pero no se deja humillar. Ella resiste hasta la muerte.

Capítulo 64: El Bosque Oscuro
De súbito los tres amigos fueron atacados, eran seis flacos y fuertes extraños; quienes se abalanzaron sobre ellos como sombras. La reacción de Luz fue de relámpago: dos golpes, dos caídos.
El Maestro Reidor, aunque luchaba con furia, estaba siendo doblegado; Luz repitió la proeza, dos golpes, dos caídos más. Rayo inutilizó uno de sus atacantes y se disponía a seguir con el segundo, cuando llegó Luz; un golpe, un caído. Todo ocurrió en silencio; ninguno de los combatientes quería atraer la atención de algún depredador diurno y los heridos no emitieron lamentos. Los atacantes, maltrechos y sangrando, se retiraron sin quejas.
Desde la oscuridad del follaje una voz femenina sorprendió a los triunfadores.
-Estamos impresionadas, vencieron seis bandoleros.
Entonces surgieron cuatro desconocidas. La dueña de la voz se dirigió a Luz:
-Dime jovencita, dónde aprendiste a pelear así; ninguna de mis compañeras podría hacer eso; ni tus amigos tampoco; nos atrajo el ruido y nos disponíamos a ayudar, ustedes son prófugos como nosotras, nos dimos cuenta.
Los siete se metieron bajo la alta maleza para hablar. La jefa de nombre Semilla, presentó a sus compañeras y lo mismo hizo Luz con sus amigos.
La historia contada por Semilla fue larga:
-Escapamos de la llanura, éramos del clan Los Marrones Pelo Largo, veníamos muchos y sólo sobrevivimos nosotras cuatro. Al llegar nos unimos a un grupo de prófugos refugiados al este del Bosque Oscuro; es un grupo débil, comparado con otros, aún así hemos mantenido a raya los bandoleros; esos vencidos por ustedes eran de los más peligrosos. Los dominaron rápido, no nos dieron tiempo para ayudar
A Semilla le gustaba conversar.
-Los salteadores son muy agresivos y la mayoría somos pacíficos; los otros grupos de refugiados son más numerosos, tenemos miedo, tal vez nos ataquen para quitarnos nuestros terrenos de recolección de alimentos.
Mirando de frente a los tres callados amigos, Semilla continuó:
-Los invitamos a formar parte de nuestra pequeña comunidad, unidos nos podremos defender mejor.
Los ojos de los tres recién llegados brillaron de alegría; la suerte los estaba favoreciendo. Rayo estaba de lo más locuaz al verse rodeado de damas, el Maestro Reidor pensó:
-Feliz coincidencia, aliados inesperados.
En su mente, Luz pospuso juicios y expectativas, necesitaba estudiar el grupo de Semilla.

Capítulo 65: La patria está lejos
El tiempo pasó despacio. El grupo de prófugos, radicados al este del Bosque Oscuro, resultó ser una bendición; sus miembros eran pacíficos y valientes. Todos los días arriesgaban la vida en la recolección de comida, y casi a diario, algunos eran muertos por los monstruos del aire.
Los ataques de los bandoleros fueron enfrentados por Luz y su equipo. La joven se convirtió en entrenadora de combate; en una de las primeras clases, uno de los alumnos comentó:
-Luz, tu forma de moverte me recuerda unos guerreros; los vi una vez en uno de los barcos. Luchaban entre si, a tu manera, usaban los puñales como tú mueves las manos.
Luz no habló, recordó con nostalgia las clases de lucha de su Maestro Garras Prometeo. Siguió parada en fiera actitud, sus dedos doblados como garras.
Los ataques de bandoleros y saqueadores finalizaron, los refugiados ampliaron sus áreas de recolección de alimentos y la salud general de la comunidad mejoró. Las arremetidas de los monstruos voladores, diurnos y nocturnos, perdieron efectividad; trabajando en equipos, con vigías permanentes y exploradores, resultó menos frecuente la pérdida de compañeros.
Después de tener el grupo bien asentado en los terrenos del este, Luz estableció contacto con otras comunidades de refugiados. Luego de un corto período de prueba, aceptaron nuevos miembros en su propio grupo y en poco tiempo la población se multiplicó, fueron raras las expulsiones de algún inadaptado.
El antiguo Concejo de Mayores del grupo del este, estaba muy contento de haber aceptado a Luz y a sus amigos. Ahora contaban con almacenes de alimentos; el trabajo en equipo los había enriquecido como comunidad, pero añoraban sus maizales. Ya no recordaban el sabor del maíz, y este oscuro y húmedo bosque no podía compararse con la brillante llanura.
Un día, cuado estaban reunidos, Luz cruzó una mirada con Reidor y con Rayo. Parecía ser el momento adecuado, el siguiente paso del plan debería iniciarse. Estaban presentes, no sólo todos los miembros del Concejo de Mayores, sino los jefes de los Equipos de Recolección.
Semilla, la nueva amiga de Luz y Jefa de los Equipos de Exploradores y Vigías decía:
-Arriesgaría mi vida, por volver a comer maíz en mi antiguo hogar, por hablar con mis antiguos vecinos, por sentir el aroma de mi tierra, por ver la luna iluminar la montaña donde está La Cueva de El Gran Libro- y se quedó callada, su voz se había quebrado en la última frase.
Todos recordaron la lejana patria, a Rompecráneos y su tiránico gobierno.

2 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Me quedo impresionada, joseín, al ver el enorme y magnífico trabajo que haces. Estas ilustraciones están fantásticas, y lo que he leído me ha parecido muy bueno. Supongo que habrás ya publicado relatos para jóvenes o estarás a punto de hacerlo. Es un talento que no se puede desperdiciar. Besos y enhorabuena.

Joseín Moros dijo...

Estimados amigos y amigas: pronto estarè de regreso.
Isabel, gracias, tus palabras me motivan mucho.