lunes, 28 de enero de 2008

39.- LUZ

Hablan bien, es por sus acciones la mejor forma de reconocerlos.
¿Te inspiraron confianza sus palabras?

Capítulo 39: Secreto
El viejecito se detuvo, no habló más; estaba a punto de llorar, su voz se quebró varias veces cuando articuló algunas palabras.
-No me atrevo a contarlo. Es demasiado. Otro día.
El anciano guardó silencio, luego continuó.
-Largo tiempo después, ocurrió lo impensado. La noche de la caída de El Gran Libro, fuimos traicionados,
Agregó en un murmullo:
-Traicionados una vez más.
Entonces alzó la voz:
-¡Fuimos traicionados por nuestros guardianes! Entraron a La Cueva de El Gran Libro y comenzaron a matar a todos los miembros de El Gran Consejo y a quienes intentaron oponerse. ¡Un golpe de estado en la noche! Con ellos venían unos bandoleros, aquellos asentados en las fronteras. Su líder, llamado Rompecráneos, estaba haciendo honor a su nombre. Cuando nos batíamos en retirada, hacia el interior de la cueva, caí por una profunda y estrecha fosa. El golpe fue brutal.
-Permanecí sin sentido durante varios días. Cuando volví en mí, no podía caminar. Al borde de la muerte me arrinconé a la pared de un gran túnel, por donde corre el río subterráneo. Para sobrevivir comí restos rechazados por el río, comí de todo, tardé semanas en recuperarme.
Como si fuera otra persona, el anciano se levantó y exclamó con alegre voz:
-Bien, amables visitantes, basta de tristeza, haremos un paseo por parte de mis dominios y verán cosas inimaginables y sorprendentes.
Se introdujo por una de las salidas de la cueva. Intrigados y sorprendidos del nuevo estado de ánimo del anfitrión, Luz y Rayo le siguieron.

viernes, 18 de enero de 2008

38.- LUZ

¿Cuál de estos personajes será Luz?
Guarda el secreto.

Capítulo 38: El refugio
Reidor bajó por un túnel y se detuvo dentro de una caverna con forma de pera hueca invertida, varias salidas se veían en las paredes.
Cuando sus seguidores arribaron, el anciano habló resollando:
-Debo descansar, no estoy para estos trotes. Recostémonos aquí.
Los tres se acomodaron. Luz recordó su morral, sin mencionar nada al respecto:
-Quedó bien oculto. No tiene comida, no pueden olfatearlo.
Reidor habló.
-Señorita Luz, señor Rayo, las salidas de arriba dan a diferentes puntos dentro de la cueva donde estábamos, y las de abajo a sitios muy interesantes. Estos túneles fueron excavados, generaciones atrás, por desconocidos predecesores, nuestros o parecidos. Debió requerir mucho trabajo, inteligencia y tiempo, trabajar la roca de esta manera, ampliando las fisuras naturales.
Se estremeció de risa y dijo:
-Gran susto nos dieron.
Luz y Rayo se contagiaron, todos rieron durante largo rato, lágrimas corrieron por sus mejillas. Parecían niños después de una inocente travesura.
Al final de las risas, Reidor señaló uno de los túneles y les invitó:
-Allí tengo una reserva de comida, cómanla, se ven hambrientos y cansados. Tengo mucha más, escondida en muchos sitios.
Los jóvenes se alimentaron, no comieron todo y dejaron la mitad en el escondite. Cuando regresaron a la cueva, el viejecito Reidor dormía. Al oírlos despertó, abrió los ojos y carraspeó:
-Bien, antes de la interrupción había quedado en, no recuerdo bien. Ya recordé. Llegué a ser el más bajo novicio de El Gran Consejo. Sentían desconfianza hacia mí los viejos Maestros, poco a poco mi actitud les fue ganando. Yo deseaba ser aceptado como uno de los suyos. ¡Que gran honor! ¡Cuánta sabiduría junta! Al fin se permitieron comentar escabrosos asuntos internos en mi presencia. Una noche ocurrió algo terrible, me da miedo recordarlo.

martes, 8 de enero de 2008

37.- LUZ

Poderosos enemigos siguen allí.

Capítulo 37: Monstruos del aire
El anciano Reidor sonrió y continuó:
-Ya he oído, sin su permiso, sus historias. No di a conocer mi presencia en el primer momento por miedo; temí fueran espías de los usurpadores. Me siento obligado a contar la mía.
Inspiró y sonriendo, agregó:
-Mucho tiempo antes de la invasión y matanza del Gran Consejo en la Cueva de El Gran Libro, yo era Médico de mi clan, un cargo menor, nuestro representante en El Gran Consejo había muerto, un monstruo del aire se lo llevó. Para La Gran Ceremonia de La Luna, se necesitaba la presencia de representantes de los clanes; apresurados, mis conciudadanos me eligieron. Intenté negarme, la presión del tiempo y la casual ausencia del favorito para ser elegido, me llevaron al cargo. El favorito no pudo llegar esa noche al refugio, estaba huyendo de Terror y permaneció escondido, muy lejos, sobre un árbol. Curiosas coincidencias.
El ruido de vientos huracanados los interrumpió, los tres contertulios identificaron el sonido: varios monstruos del aire, finalizaron de mover sus alas y entraron en la cueva. Reidor, rápido para su edad, se lanzó dentro de la calavera. Luz y Rayo lo siguieron sin pensarlo.
Desde la relativa seguridad del cráneo gigante, observaron a través de los colmillos; cinco hoscos voladores, sobrepasando en altura la calavera, avanzaban sobre ellos. Reidor dijo en voz muy baja:
-Síganme rápido, ellos pueden meter la cabeza por las cuencas de la calavera.
Haciendo alarde de agilidad juvenil, se lanzó por el hueco en el suelo.
Como si estuviesen atados a él con una invisible cuerda, Luz y Rayo le siguieron.