domingo, 10 de junio de 2007

7.- GUARDIANES DEL VALLE


Capítulo 7: El gran poder
Cuando el visitante vio salir a la niña de debajo del puente, un ronquido de furia salió de su cuerpo; palabras lentas y pesadas como rocas, emergieron de su boca.
-¿Qué intentas hacer? ¿Quién es ella? ¡No te atrevas, ese hombre ya es mío, no puedes salvarlo!
De una de sus manos, salió un rayo que iluminó la azotea del rascacielos.
Más rápida que el pensamiento, el ángel interceptó la centella, que se extinguió con un sonido retumbante por todo el valle; sin desviar la mirada de la niña, ella dijo en voz baja, como para sí misma:
-Esto es una sorpresa, se están moviendo fuerzas muy profundas y superiores del universo; ni tú ni yo podemos hacer nada, sólo esperar.
A pesar de la distancia, ambos entes podían oír la conversación del hombre y la niña; tienen poderes parecidos, los dos vinieron de la misma fuente, pero cada uno eligió libremente el camino que ahora recorre. El oscuro ser intentó desplegar sus inmensas alas y lanzarse en picada, como un halcón hambriento, sobre la pequeña; no pudo, algo lo mantuvo petrificado sobre la azotea, fue una voluntad superior a la de ambos observadores; es una fuerza, que el furioso gigante conoce desde que nació; contra la que nada pueden sus poderes, a pesar que se han ido multiplicando en su larga existencia. Él no debe permitir que este hombre escape de su influjo, es su única esperanza para ascender en la escala de poder que escogió; con este discípulo, se multiplicará su fuerza de tal manera, que hasta podría lanzar a la mujer a las aguas putrefactas; esas aguas, que al igual que su poder, tienen la fuerza maloliente de la infección mortal.
-¿Por qué esta mujer escogió una misión tan tonta e infructuosa?- se preguntó, mientras esperaba el desenlace.
-La mayoría de las veces no puede evitar que ocurra lo que pretende detener, en cambio yo, escojo a los malvados más efectivos para facilitar su salto a la oscuridad; escojo a los débiles indecisos y la mayoría de las veces aceptan mi compañía, y hasta la buscan si me he retirado; vuelven a sus vicios y miserias, con eso me llaman; y yo me fortalezco a pasos gigantescos.
Continuó pensando, intrigado e impotente:
-¿Qué placer encuentra en esa tarea? Está sufriendo. Cuando raramente se cumplen sus propósitos, ¿qué clase de poder adquiere? ¿De qué manera se siente premiada?

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