domingo, 30 de septiembre de 2007

18, 19 Y 20.- LUZ

¿Muestran los ojos la belleza de tu alma? Este tampoco es uno de los protagonistas de este cuento. Espera a ver los verdaderos ojos, vale la pena.

Capítulo 18: El brazo inútil
Tambaleante, Garras Prometeo bajaba las escaleras, un rastro de sangre lo seguía; llegó al nivel del patio, su cuerpo se bamboleaba; la oscuridad aumentó la confianza de las hordas enemigas.
-Está a punto de morir- pensó Rompecráneos -Debo actuar, será mi gloria, mi gran premio.
El excitado caudillo se adelantó apenas un poco; sin dudar, Destripador le siguió, nadie más se movió.
Durante un momento, Garras Prometeo se mantuvo erguido, entonces cayó sobre su brazo sano, los ojos casi cerrados.
-Debo atacar antes de su muerte, todos me están mirando; cayó sobre el brazo izquierdo, el derecho está inútil; sólo debo saltar y perforarle el cráneo, será fácil; casi no respira, sus ojos se van a cerrar; será fácil, sí, será fácil.
Rompecráneos se irguió, hizo chocar sus cuatro puñales, se encogió como un resorte y se lanzó como una centella, dispuesto a dar el golpe mortal; cuando estaba a mitad del vuelo, el brazo derecho de Garras Prometeo realizó un arco y barrió el aire de derecha a izquierda, al mismo tiempo había saltado hacia delante; Rompecráneos se encogió en el aire, intentando esquivar ser guillotinado, los cinco puñales le arrancaron la oreja derecha y gran parte de la piel del cráneo, un profundo canal sangriento desde su nuca hasta la cintura brilló en la oscuridad.
Garras Prometeo cayó entre los guardaespaldas, su brazo izquierdo aplastó la cabeza del más cercano; de varios saltos retrocedió hasta el centro de la escalera y se plantó de nuevo en su puesto de batalla.
Durante un instante, el guardaespaldas Destripador quedó paralizado, entonces reaccionó y huyó; de inmediato todos se batieron en retirada.

Capítulo 19: El canto del gallo
La media noche se apoderó de la casa; Garras Prometeo yacía en el suelo, sobre uno de los escalones. Desde la huída de los enemigos, el silencio más profundo había imperado. Garras no ha cerrado los ojos en ningún momento, siente la mirada de varios asesinos.
El esfuerzo del último golpe al enemigo lo dejó exhausto, percibe el avance de la muerte en su cuerpo, sus miembros no responden y padece mucho frío. Destripador y varios enemigos avanzan hacia él; inerme los observa. Llegaron hasta el cuerpo de Rompecráneos y comenzaron a arrastrarlo. Garras Prometeo divisó un débil movimiento en una de las manos; sin emoción alguna, pensó:
-Sigue vivo.
La claridad está cerca, el canto del gallo la anunció.

Capítulo 20: La aceptación
Tiempo después, Helio comprendió mejor los eventos pasados; a la misma hora, cuando Garras Prometeo había arrancado la oreja de Rompecráneos, él venía cabalgando por la sabana; cuando se disponía a acampar, la caída de una estrella fugaz despertó su atención; desde la oscuridad llegó el rugido de un Jaguar y el mugido agónico de una res; Helio sintió calor en su mano derecha.
Desenvainó el machete y espoleó la cabalgadura; corrió atravesando los esteros; el sudor del caballo se mezcló con el de su cuerpo. Al fin, muy a lo lejos, vio la silueta de la solitaria casa sobre el horizonte de la llanura. El caballo también la avistó y aceleró la carrera.
En el cuartel imperaba el silencio; Garras Prometeo había sentido la huída de todos los asesinos; temblaba de frío a pesar del calor de la mañana. Garras Prometeo adivinó la llegada del gran instante final, se había preparando para esto, cuando entendió la belleza de la vida. Pensó:
-El momento de la gran respuesta.
Y dijo:
-Fue bonito vivir, acepto morir.

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