martes, 15 de abril de 2008

54 y 55.- LUZ en Peligro y El paso siguiente



Insólitos apegos pueden ocurrir al amparo de la oscuridad.

Capítulo 54: Aumenta el peligro
La joven emergió dentro de la calavera, sentimientos opuestos la invadieron. Vislumbró la figura de su Maestro Garras Prometeo y a lo lejos, en la puerta de la inmensa cueva, vio la silueta del Maestro Helio; el viejo, armado con su machete, se mantuvo oculto en la penumbra, vigilando la entrada.
Al lado de Garras había un arca de madera con la puerta abierta, dentro de ella se veían los abuelos Cantador y Serena, asustados y sonrientes. Luz lloró de alegría.
Desde dentro de la calavera, cuatro pares de aterrorizados ojos observaban.
Los abuelos salieron y penetraron en la ósea fortaleza, pasando entre los colmillos.
El reencuentro fue largo y larga la despedida. Después los abuelos y los padres de Luz entraron en el arca.
Durante la travesía de regreso por el río, Garras Prometeo, con la mirada fija en los lejanos cerros más allá de los maizales, meditaba:
-Nada lograría si voy a enfrentar a Rompecráneos. El verdadero peligro no es él. El es una consecuencia. Ellos, como pueblo, son su propia amenaza, otros Rompecráneos aparecerían.
El Maestro Helio también cavilaba:
-Grandes pruebas le espera a ese trío de valientes. Ahora los riesgos aumentarán.
El sol terminó de ocultarse y la oscuridad cubrió la tierra.

Capítulo 55: El paso siguiente
Después de varios días de polémica, el anciano Reidor propuso una nueva idea. Riendo, como siempre, dijo:
-Nuestro objetivo es infiltrarnos en los diferentes clanes y enseñar a leer al máximo de pobladores. Al dejarnos ver, nuestro mayor peligro son los espías, si nos delatan entonces los partidarios de Rompecráneos invadirán nuestros refugios y nos matarán. Tengo una posible solución. Una gran sorpresa van a llevar cuando lo diga.
La risa lo sacudió y su alegría contagiosa también hizo reír a la pareja de jóvenes. El viejecito, con su atiplada voz continuó:
-Hay una comunidad donde es difícil encontrar espías. Llegar allí es muy peligroso, en la ruta hay toda clase de horrendos monstruos y la comida es difícil de obtener. Los espías de los usurpadores no aguantan vivir así largo tiempo, son como son porque quieren vida fácil, tenerlo todo sin esfuerzo.
Reidor rió varias veces y continuó:
-Conozco una ruta casi libre de peligros. Llegaremos hasta esa comunidad sin anticiparles de nuestros conocimientos, no hablaremos hasta no sentirnos seguros de la ausencia de espías.
El anciano hizo otra pausa y agregó:
-Si vieran sus caras, están sorprendidos- y siguió riendo más aún.
Rayo con las manos en la cabeza, gritó:
-¡Por favor maestro, estamos abrumados por el suspenso! ¿Dónde es?
Reidor contestó:
-¡El bosque del norte! Donde los esclavos desesperados huyen, donde tus padres se dirigían Luz; donde los esbirros no se atreven a llegar y vivir allí, es demasiado peligroso. Podemos ir, pueden creerme.
Concluyó Reidor y soltó más de sus risas contagiosas. Luz se levantó, le hizo una reverencia y dijo:
-Siempre serás nuestro Maestro Reidor- Rayo la imitó.
Un rato después todavía estaban celebrando la feliz idea, mientras comían manjares, desconocidos para Rayo y Reidor, traídos por los visitantes.

2 comentarios:

Rita ♫ dijo...

"Ellos, como pueblo, son su propia amenaza..."
Esta frase dice mucho. Nosotros mismos somos, muchas veces, nuestras mayores amenazas, tanto a nivel individual como colectivo.
Un beso

Joseín Moros dijo...

Gracias por tu comentario Rita.
Un gran abrazo.