lunes, 26 de noviembre de 2007

34.- LUZ

Las apariencias engañan. Luz nunca lo hace, aunque algunas veces puede equivocarse.

Capítulo 34: La catedral de huesos
Luz y Rayo despertaron, la luz del amanecer desplazó las sombras y la cueva se mantuvo en la penumbra. Permanecieron inmóviles; su olfato no se ha saturado del temible olor; se miraron un momento y salieron del refugio tras la roca.
El espectáculo les intimida: oscuridad, paredes muy altas y un techo imposible de distinguir; algo blanco, al fondo, atrajo su atención.
Luego de un momento, lograron distinguir la sombra: es un esqueleto colosal. El cráneo mira hacia la entrada de la cueva, inmensos colmillos blancos y afilados parecen amenazarles. Como hipnotizados se acercaron, Luz estaba admirada, sólo uno de los colmillos la supera dos o tres veces en tamaño; por segunda vez, desde su grito “Sígueme” Rayo habló:
-Tiene muchos huesos rotos. Vino aquí a morir.
Luz asintió en silencio y pensó:
-Hay mucha piel, murió hace poco tiempo, esas costillas rotas de un solo lado delatan un golpe lateral: una caída, o tal vez otro ser tan fuerte como él o ella lo hirió de muerte.
Admirados y sobrecogidos, continuaron explorando los restos. Luz se asomó a la boca de la calavera, pasó entre los colmillos y llamó en susurros:
-Oye, ven, mira esto.
Rayo entró y dijo:
-¡Sabes hablar! Una maravilla.
Luz reaccionó y se plantó frente a él, en voz baja, casi en la entrada de su oreja le arrojó:
-¡Puedo hablar!
Rayo retrocedió, susurrando dijo:
-Perdón. Todavía estoy asombrado con este encuentro. ¿Quién eres, de dónde vienes, porqué hablas de tan extraña manera?
Luz dijo con ira:
-Contéstame esas preguntas y te responderé.
Rayo trepó sobre uno de los molares de la calavera, masajeandose la oreja se dispuso a hablar.

martes, 13 de noviembre de 2007

33.- LUZ

Está cerca! Luz está cerca, puedo sentirla. ¿Cómo será?- No es este personaje quien habla, es tu voz lector.

Capítulo 33: La catedral de roca
Sin aliento se detuvieron al pie de un árbol rodeado de maleza; no hablaban, se mantuvieron oyendo. Cerca rondaban tres monstruos; les seguían, les buscaban. Los jóvenes se miraron y corrieron en sentido sur.
De soslayo, Luz estudiaba al desconocido. Por primera vez en su vida veía a alguien de su misma edad, está extrañada, siente demasiada confianza; de acuerdo a las descripciones de sus abuelos, el extraño debe pertenecer al clan de los Marrones Pelo Corto.
Un olor los hizo detenerse, es una pestilencia amenazadora, les golpea los sentidos; indecisos miran hacia atrás, los perseguidores están cerca. Decididos, traspasaron la frontera invisible; treparon sobre un árbol y desde allí observaron en silencio. En la distancia, Terror y sus secuaces regresaron frustrados.
Huellas de grandes uñas, en las ramas, les avisaron la presencia de monstruos voladores; bajaron y siguieron en dirección sur. Subieron el cerro y se encontraron con un espectáculo increíble: una cueva de magnitud inmensa, el techo parece estar a la misma altura del cielo.
Todavía no habían cerrado sus bocas, abiertas por la sorpresa, cuando oyeron el silbido del aire; un cuerpo venía cayendo sobre ellos; saltaron dentro de la cueva; el suelo explotó cuando dos garras destrozaron el sitio donde antes se encontraban, el monstruo volador se perdió en la creciente oscuridad.
En lo profundo de la catedral de piedra, los dos asustados desconocidos se miraron. Avanzaron hacia la pared izquierda, tras una gran roca encontraron espacio para esconderse y allí se refugiaron.
Luz dejó caer el morral, excavó y lo cubrió con piedras; sobre el mismo sitio se acostó, extenuada, en menos de un minuto quedó dormida. Rayo, pensaba:
-¿Qué hago aquí? ¿Quién es ella? ¿Qué escondió?- Un rato después el cansancio lo venció, cerró los ojos y durmió sin roncar.

lunes, 12 de noviembre de 2007

32.- LUZ


¡Luz! ¡Luz! ¿Dónde estás?

Capítulo 32: Emboscada
Luz está desorientada, es mediodía, el sol cae vertical, las sombras no indican los puntos cardinales y la maleza imposibilita ver los cerros. Se sintió alarmada, miró al cielo, olió el aire; fue a dar un paso y no llegó a hacerlo. Presintió la amenaza.
Terror cambió de planes; agazapado, avanzó.
Rayo bajó de su mirador, corrió como su nombre, si se detuviera resbalaría y se estrellaría contra la bestia. Trepó al lomo del monstruo, y utilizando la cabeza del gigante como trampolín, saltó al vacío.
Terror, sorprendido, lanzó puñales envenenados; falló por muy corta distancia.
Rayo pasó por un lado de Luz y gritó:
-¡Sígueme!

sábado, 3 de noviembre de 2007

31.- LUZ

¿En esos ojos se refleja la figura de Luz?

Capítulo 31: El regreso
En la más completa oscuridad, la noche anterior al escape de Rayo, un barco había arribado a la orilla del río. Garras Prometeo saltó a tierra, sin tocar las profundas aguas, y se perdió en la oscuridad.
Más de una hora después regresó, cayó en la cubierta como el rocío nocturno. Al cruzar la mirada con su Maestro, sin palabras le hizo entender:
-Está despejado, sigue siendo peligroso.
Esperando, Luz repasaba en su memoria el mapa de la zona; sus abuelos conocen la topografía del sitio y le transmitieron los detalles. En la espalda de la joven, un pesado morral, luce como una grotesca joroba.
Levantó la mirada por enésima vez, las estrellas son su fuente de orientación, ubicó los cerros en la lejanía, allí estaba su objetivo. La maleza le obstruía la visión sobre la llanura y sus maizales; a pesar de eso, se sintió orientada, su confianza aumentó.
Algún ruido la sobresaltó, sin moverse, pensó:
-Pirañas, encontraron un pez herido, lo están devorando.
Un rumor suave, invadió el ambiente. Era uno de los inmensos monstruos voladores, a estas horas rondan la llanura. En la orilla opuesta se oyó el canto del gallo.
Maestro y alumno asintieron, miraron a Luz; la joven, de una única y silenciosa carrera, saltó desde la borda. Hizo un arco perfecto sobre la superficie del agua, cayó en tierra y se sumergió en la espesura.