martes, 13 de noviembre de 2007

33.- LUZ

Está cerca! Luz está cerca, puedo sentirla. ¿Cómo será?- No es este personaje quien habla, es tu voz lector.

Capítulo 33: La catedral de roca
Sin aliento se detuvieron al pie de un árbol rodeado de maleza; no hablaban, se mantuvieron oyendo. Cerca rondaban tres monstruos; les seguían, les buscaban. Los jóvenes se miraron y corrieron en sentido sur.
De soslayo, Luz estudiaba al desconocido. Por primera vez en su vida veía a alguien de su misma edad, está extrañada, siente demasiada confianza; de acuerdo a las descripciones de sus abuelos, el extraño debe pertenecer al clan de los Marrones Pelo Corto.
Un olor los hizo detenerse, es una pestilencia amenazadora, les golpea los sentidos; indecisos miran hacia atrás, los perseguidores están cerca. Decididos, traspasaron la frontera invisible; treparon sobre un árbol y desde allí observaron en silencio. En la distancia, Terror y sus secuaces regresaron frustrados.
Huellas de grandes uñas, en las ramas, les avisaron la presencia de monstruos voladores; bajaron y siguieron en dirección sur. Subieron el cerro y se encontraron con un espectáculo increíble: una cueva de magnitud inmensa, el techo parece estar a la misma altura del cielo.
Todavía no habían cerrado sus bocas, abiertas por la sorpresa, cuando oyeron el silbido del aire; un cuerpo venía cayendo sobre ellos; saltaron dentro de la cueva; el suelo explotó cuando dos garras destrozaron el sitio donde antes se encontraban, el monstruo volador se perdió en la creciente oscuridad.
En lo profundo de la catedral de piedra, los dos asustados desconocidos se miraron. Avanzaron hacia la pared izquierda, tras una gran roca encontraron espacio para esconderse y allí se refugiaron.
Luz dejó caer el morral, excavó y lo cubrió con piedras; sobre el mismo sitio se acostó, extenuada, en menos de un minuto quedó dormida. Rayo, pensaba:
-¿Qué hago aquí? ¿Quién es ella? ¿Qué escondió?- Un rato después el cansancio lo venció, cerró los ojos y durmió sin roncar.

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